ENFERMEDADES MÁS COMUNES EN PRIMAVERA EN PERSONAS MAYORES
Un nuevo cambio de estación, un nuevo reto para nuestro organismo. Es normal que el estado de salud se resienta con estas modificaciones del horario, la temperatura o los niveles de radiación. Durante la primavera, la asistencia a mayores debe prestar especial atención a la prevención y el tratamiento de algunas patologías que son más comunes en esta época del año. Conoce sus síntomas y cómo evitarlos.
¿Cómo afecta la primavera a las personas mayores?
Las condiciones particulares de cada individuo condicionan en gran medida el modo en el que experimenta los cambios de estación. No obstante, en el caso de la primavera existen rasgos que son característicos de esta época en particular y que, en mayor o menor medida, afectan a todos los grupos de población.
La primavera en personas mayores es un caso muy particular ya que esos trastornos comunes a cualquier edad, en los ancianos se manifiestan con mayor intensidad. A edades avanzadas cualquier modificación en las rutinas, los horarios o el ambiente requiere un proceso de adaptación mucho más lento y prolongado.
Por este motivo y, aunque es una estación repleta de ventajas desde el punto de vista de la salud y las actividades al aire libre, hay que tener en cuenta algunos factores propios de la edad y seguir los consejos que te mostraremos a continuación para que esta transición sea todo un éxito.
Enfermedades comunes en primavera en personas mayores y cómo afrontarlas
Para abordar los cambios que se producen en estos meses de un modo efectivo, antes hay que conocer cuáles son esos ‘retos estacionales’ a los que se enfrentan las personas mayores en primavera.
De forma muy general, las enfermedades más comunes en primavera en personas mayores se pueden englobar en alguno de estos tres grupos:
- Las producidas por cambios bruscos de temperatura
- Las relacionadas con las alergias
- Las que tienen su origen en la astenia primaveral
Cambios bruscos de temperatura
La inestabilidad atmosférica es la tónica habitual de los meses de primavera. Tan pronto estamos sacando el paraguas como usando protector solar. Esta es una estación ideal para reprogramar las actividades al aire libre, pero no hay que bajar la guardia.
Inestabilidad atmosférica, ¿a quién afecta más?
A edades avanzadas, el sistema de termorregulación del cuerpo funciona de manera más lenta e ineficiente. Este es uno de los motivos por los que los adultos mayores experimentan los cambios de temperatura con mayor sensibilidad.
Estas dificultades para la adaptación a los cambios de temperatura, algo especialmente habitual durante la primavera, dejan a las personas mayores más expuestas a sufrir las consecuencias de la inestabilidad atmosférica.
Las bajas temperaturas debilitan su sistema inmune y dejan vía libre a las infecciones víricas. Por eso es tan común que durante la primavera las personas mayores tengan más catarros, resfriados o faringitis.
Consejos para la asistencia a mayores en primavera
Las personas mayores son mucho más sensibles a los cambios de temperatura. Si sales de paseo con ellas asegúrate de que llevas contigo todo lo necesario para afrontarlos. Es mejor llevar ropa de más y deshacerse de ella en el momento adecuado que permitir que una brisa fresca arruine una agradable tarde de paseo.
El estado de salud física y mental de las personas mayores mejora notablemente con las actividades al aire libre. Mientras que el invierno es una época más propicia para la pasividad, la primavera es el momento de recuperar energías. Eso sí, evita recaídas recurriendo al vestuario y la protección adecuada para cada momento.
No olvides que para hacer frente a estas oscilaciones del termómetro también hay que cuidarse por dentro. Mantener unos niveles óptimos de hidratación e incluir en el menú frutas y verduras de temporada (alcachofas, espinacas, fresas, cerezas, espárragos, albaricoques…) proporcionará una protección extra frente a posibles catarros y resfriados.
Alergias en adultos mayores
Salir a la calle, ver los jardines florecer, sentarse a la sombra de un árbol imponente… La primavera es una estación para vivir al aire libre, pero esto también tiene sus consecuencias. Precisamente porque los parques y jardines están en su apogeo, también son más frecuentes los cuadros alérgicos.
Las alergias en personas mayores se pueden manifestar con síntomas muy acentuados que realmente lleguen a suponer un riesgo para su salud. Por este motivo, y en los casos más graves, la vacunación y la profilaxis frente a los patógenos más comunes es una de las primeras medidas que se deben adoptar en el cuidado de personas mayores en primavera.
Tipos de alergia en primavera
Hay que tener en cuenta que estas alergias suelen actuar a dos niveles. Por un lado, todos aquellos aspectos que afectan al aparato respiratorio (polen, polvo, gramíneas…) y que en un momento de pandemia como el que estamos atravesando tienen especial relevancia. Si la persona que tienes a tu cargo es especialmente sensible a este tipo de alérgenos, evita permanecer en zonas arboladas en las que la carga de polen en el ambiente sea más notable.
Por otro lado, no hay que olvidar las afecciones a nivel cutáneo. Los picores en ancianos son una causa frecuente de consulta en atención primaria. La piel de las personas mayores tiende a resecarse con facilidad, es más vulnerable a los rayos del sol y tiene un proceso de recuperación muy lento. El prurito en ancianos puede estar originado por causas ajenas a factores ambientales, pero cuando se diagnostica una alergia primaveral, podemos abordar esa patología evitando el contacto con el agente alérgeno, recurriendo a antihistamínicos y protegiendo la piel con las cremas y prendas apropiadas.
Alergias en primavera: ¿a quiénes afecta más?
La alergia primaveral afecta a aproximadamente 8 millones de españoles. Es decir, en mayor o en menor grado, un 15 % de la población sufre de alergia en primavera. Según el Ministerio de Sanidad, los niños y los adultos mayores representan el 30 % de la población afectada.
Las cifras aumentan cada año y parecen verse agravadas por el cambio climático y la alteración de los procesos de polinización. Aunque pueden cursar sin graves molestias, los síntomas de las alergias de primavera se agravan cuando existen patologías respiratorias previas o sensibilidad cutánea.
Alergias en primavera y Covid
Este año habrá que estar más pendientes que nunca de los síntomas de las alergias primaverales durante la asistencia a adultos mayores. ¿El motivo de esta preocupación? Enfilamos ya el segundo año de pandemia y la tercera primavera con el coronavirus como telón de fondo. En un escenario como este, aprender a distinguir entre una alergia primaveral común y una infección por covid-19 es fundamental para garantizar el buen estado de salud de nuestros mayores y de su entorno.
¿Cómo diferenciar las alergias en primavera de la covid-19? Aunque la aparición de nuevas variantes y el cambio en los síntomas dificulta cada vez más la identificación de la enfermedad si no es mediante una prueba diagnóstica específica, estos rasgos te pueden ayudar a diferenciar, a priori, las alergias en adultos mayores de una infección por coronavirus u otra enfermedad.
- Las alergias primaverales rara vez producen una tos persistente o fuertes dolores de garganta. Como mucho, se producirá una leve sensación de sequedad en las vías respiratorias.
- La fiebre y los dolores musculares intensos no son propios de los síntomas de las alergias en primavera.
- La conjuntivitis es un rasgo más característico de una alergia primaveral que de una infección por covid.
- El picor en ojos, garganta, nariz u oídos tampoco es un síntoma común en las personas infectadas por covid.
- Este tipo de alergias en primavera tampoco cursan con cuadros de vómitos o diarrea.
Por otro lado, sí que hay síntomas que comparten ambas patologías y que se pueden prestar a confusión:
- Cansancio
- Pérdida del olfato y el gusto
- Congestión y goteo nasal
En presencia de alguno de estos síntomas comunes, lo mejor es salir de dudas sometiéndose un test. Recuerda que ahora es posible realizarse un test de antígenos en casa. Puedes adquirirlo en cualquier farmacia por un precio que nunca superará los 2,94 euros.
Consejos para mitigar los síntomas de las alergias de primavera
- Ventilar adecuadamente las estancias de la casa una vez al día, preferiblemente a primera hora de la mañana y durante 10-15 minutos.
- Utilizar gafas de sol durante los paseos al aire libre, especialmente en parques y jardines.
- Reajustar los horarios de paseo y evitar las mañanas: es el momento del día en el que se liberan más pólenes.
- Lavar bien la fruta y las verduras que se consuman, ya que podrían haber estado en contacto con los alérgenos comunes de la primavera.
- Evitar secar la ropa en lugares muy expuestos ya que las fibras húmedas absorben más los pólenes que flotan en el ambiente.
Astenia primaveral
Es uno de los trastornos adaptativos más comunes de esta estación y es importante que reciba tratamiento. Los primeros síntomas de la astenia primaveral son:
- Cansancio
- Alteraciones del sueño
- Irritabilidad
- Apatía
- Pérdida de apetito
- Dolores de cabeza
Todos estos aspectos repercuten en el estado de ánimo en general, por eso la astenia primaveral en personas mayores merece un abordaje específico: esta tendencia hacia la inactividad y la tristeza puede hacer que su salud empeore.
Astenia primaveral: ¿a quiénes afecta más?
La astenia primaveral no es una patología exclusiva de la tercera edad. Realmente afecta más a la franja de población entre los 10 y los 50 años, con prevalencia en las mujeres. No obstante, la astenia primaveral en el adulto mayor se manifiesta con síntomas más acentuados.
Aspectos como la apatía, el cansancio o la desmotivación son de por sí bastante habituales a edades avanzadas. Los factores ambientales y emocionales asociados a la astenia primaveral pueden hacer que se agraven y repercutan en otros aspectos de la salud del adulto mayor.
Consejos para el tratamiento de la astenia primaveral en adultos mayores
Puesto que se trata de un proceso adaptativo, el tratamiento de la astenia primaveral en adultos mayores hay que tomárselo con calma. Las primeras semanas de la primavera serán las más complicadas como consecuencia del cambio de horario y de las condiciones de luz, pero es el momento adecuado para iniciar un tratamiento preventivo contra los síntomas de este trastorno.
Los cambios de hábitos adaptados al nuevo horario se deben implantar de forma progresiva y sin que afecten a los horarios de descanso habituales. Plantea pequeñas modificaciones en el día a día: salir de casa más tarde para aprovechar las horas de sol menos intensas, prolongar el tiempo de paseo o de compras en el mercado, introducir nuevos alimentos en la dieta…
Además, hay que promover una actitud positiva en el anciano y para eso lo mejor es mantenerse en activo. Estas son algunas de las actividades recomendadas para hacer en primavera con personas mayores:
- Trasladar la rutina de ejercicios diarios en casa a un espacio al aire libre.
- Arreglar las plantas del balcón, la terraza o el jardín.
- Disfrutar de un picnic o merienda fuera de casa.
- Participar en actividades sociales (petanca, bolos, parchís…) al aire libre.
- Contemplar la naturaleza y sentirse parte de ella (por ejemplo, alimentando a los pájaros y las ardillas de parques y jardines).
- Regresar a esos lugares que en invierno presentan un aspecto poco atractivo y que vuelven a llenarse de vida y color con la primavera.
Otras enfermedades comunes en primavera en personas mayores
Aunque en menor medida, también hay otro tipo de patologías que son características de la primavera. Si no se tienen en consideración en los planes de asistencia a mayores, podrían suponer un eventual riesgo para su salud.
En primavera empiezan a ser más habituales las salidas al exterior. Con el aumento de la actividad física también aumenta el riego de lesiones, especialmente en las extremidades inferiores. Es esencial modular el ejercicio físico y adaptarlo a las capacidades de cada persona.
Por otro lado, el comienzo de la temporada en piscinas y spas implica prestar especial atención a las infecciones por baterías hongos. Los adultos mayores son más propensos a sufrir este tipo de infecciones al tener una piel y un sistema inmune más vulnerables.
Por último, no hay que descuidar la proliferación de insectos durante la primavera. Arañas, abejas, avispas, mosquitos… Sus picaduras no tienen por qué convertirse en un problema grave de salud, pero necesitan supervisión para evitar complicaciones, sobre todo cuando afectan a personas mayores.
¿Has tomado nota? Estos consejos para cuidar de personas mayores en primavera te ayudarán a garantizar su óptimo estado de salud en una época en la que todos somos más propensos a sufrir alergias y cambios de humor. Desde Cuidum te animamos a introducir estos cambios en la asistencia a mayores durante los próximos meses para prevenir las enfermedades más comunes en primavera en personas mayores.
2 comentarios
Pendiente del cuidador y pendiente de la familia
Con mucho amor para dar y realizar el cuidado de los que esperan y necesitan recibir ese cariño y compañía, con Dios en el corazón todo se realiza con amor