Las previsiones de empleabilidad del sector del cuidado domiciliario
Las estadísticas de la población son suficientes para comprender el por qué el cuidado domiciliario y las profesiones relacionadas con el cuidado de los mayores y de las personas dependientes tienen una gran proyección en el futuro.
El 5,7% de la población española supera los 80 años, lo que convierte a España en una de las naciones más envejecidas de Europa. La ONU estima que esté dato irá adquiriendo progresivamente más relevancia ya que en 2050 España será el país más envejecido del mundo donde el 40 % de la población será mayor de 60 años. Con estas perspectivas se evidencia la necesidad de profesionales del cuidado domiciliario especializados.
Entre los titulados universitarios dedicados al cuidado de las personas encontramos en primer lugar a la enfermería. Siendo actualmente una de las profesiones que suele aparecer en los informes de la comisión europea sobre ofertas de empleo que se quedan sin cubrir por falta de profesionales.
Entre los titulados no universitarios especializados en el cuidado domiciliario o cuidado de mayores y dependientes encontramos a los auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría o gerontología, que son también muy demandados. Demanda que aumentará progresivamente en relación con el envejecimiento de la población.
Según datos publicados se estima en el año 2022 la necesidad de 526.000 puestos de trabajo de enfermería. Una demanda ingente que se relaciona con la necesidad de atender a la creciente franja de población de edad avanzada.
Los ancianos de mañana, la población que actualmente está experimentando a través de padres y abuelos cómo es la realidad de estar institucionalizado en una residencia de mayores, dándose cuenta de las graves limitaciones que éstas tienen para atender adecuadamente a los mayores, conducirán irremediablemente a un incremento de la demanda de cuidadoras que presten servicios dentro del propio hogar evitando el desarraigo que supone trasladarse a una residencia.
Ya está sucediendo que las cuidadoras domiciliarias que elegían esta profesión como sector refugio, sin formación ni experiencia específica, están dejando paso a cuidadoras profesionales.
La ley que regula la situación de las empleadas del hogar ha contribuido también a regularizar esta situación ya evitar estas prácticas no reguladas y de economía sumergida.
Todo ello apunta a un futuro donde el cuidado domiciliario será una realidad abrumadora para satisfacer las necesidades de los mayores y dependientes en sus propias casas. Se demandarán cuidadoras con formación y experiencia. Valorándose la experiencia y los conocimientos específicos en las diferentes patologías neurodegenerativas o relacionadas con la edad.