Este es el tercer artículo de una serie de tres partes sobre cómo lidiar con el desafío más caro del envejecimiento, los costes de la demencia.
La demencia nos priva de las persona que amamos. Ataca la memoria, la personalidad, el lenguaje y las habilidades físicas. Puede durar años, incluso décadas. Y no tiene cura. Pero los costes de la demencia van más allá del precio personal que se paga.
El coste financiero puede ser grande. En las etapas finales de la demencia, que típicamente duran de cuatro a cinco años, la necesidad de atención se intensifica. Su cónyuge o familiar finalmente requerirá asistencia las veinticuatro horas del día con la mayoría de las actividades de la vida diaria. Su decisión más difícil: si intentar continuar la prestación de cuidados en el hogar o mover a su ser querido a un centro de vida asistida o una residencia de ancianos. Usted puede sentirse culpable ante la posibilidad de poner a alguien que amas en una residencia, lo que es lógico. Nuestra postura es intentar minimizar los casos donde el internamiento es imprescindible. Si bien, hay casos donde es muy difícil proporcionar los cuidados necesarios en el hogar en la etapa final de la enfermedad.
A nivel financiero el gasto se incrementa de forma importante para la familia.
El precio de las residencias de mayores privadas en España, como ya hemos reflejado en posts anteriores, no concuerda o es proporcional con el dinero disponible que tienen las familias para poder cuidar de sus mayores o miembros dependientes. El precio de las residencias rondaría alrededor de los 1829,81 €/ mes de media, según datos del mercado actuales.
A pesar de este coste medio, existen algunas diferencias entre comunidades autónomas que se mueven en un rango de precios entre el de Extremadura, donde los precio de las residencias son menores, y el País Vasco, donde cuestan mas.
A pesar de ello estos precios suponen una barrera infranqueable para la mayor parte de las familias donde hay situación de dependencia. La pensión de jubilación difícilmente son suficientes para asumir estos gastos, de forma que solo con subvenciones estatales o la aportación de otros miembros de la familia, normalmente los hijos, es posible acceder a este servicio.
Por ello en Cuidum, trabajamos para que los mayores puedan permanecer en sus casas cuando pierden la autonomía el mayor tiempo posible, consideramos que facilitando el acceso a profesionales del cuidado domiciliario, muchas personas podrían evitar su institucionalización y todos los problemas que de ella se derivan y muchas familias podrían mantener a sus mayores en sus hogares.