Lo importante en esta sociedad es sentirse útil y la sociedad y los individuos debemos trabajar en ello para que la vejez se convierta en una experiencia de vida positiva y gratificante.
Cómo de importante es llevar una vida activa
La cultura del envejecimiento ha de cambiar y se han de potenciar algunos aspectos fundamentales. Ciertamente, la salud es clave, así como la seguridad económica y las relaciones familiares, pero, hoy día, las personas con edades comprendidas entre los 65 y los 80 años suelen estar sanas y tienden a ser autónomas y activas.
El envejecimiento no tiene porqué significar pérdida de autonomía o de independencia, ni debe estar asociado a un periodo de inactividad. La población mayor está dispuesta a llevar una vida menos sedentaria y esto no se consigue en una residencia de ancianos, sino en el hogar.
El papel del voluntariado es clave para fomentar la vida activa, así como las ofertas en turismo y las actividades culturales ofrecidas a las personas de la tercera edad. De esa forma, al tener la cabeza ocupada en nuevos proyectos y nuevas posibilidades de ocio, la gente mayor tiende a no obsesionarse con temas relacionados con la salud, la enfermedad e incluso la muerte.
Cómo vivir la vejez
Las personas mayores no han de someterse a la voluntad de unos hijos a veces caprichosos y egoístas, además, los mayores de hoy están comprendiendo, mucho mejor que las generaciones anteriores, lo que significa vivir sin miedos y con ilusión.
Mejorar la calidad de vida de nuestros mayores es fundamental para el beneficio común, apostando por una sociedad sana. A medida que se envejece es de vital importancia buscar una participación cultural, social, cívica y espiritual, manteniendo la autonomía el tiempo que sea posible.
Hacer ejercicio regularmente, cuidar la alimentación, no beber ni fumar y participar en diversas actividades comunitarias, esa es la clave para vivir con plenitud sin la necesidad de pertenecer a un grupo pasivo y dependiente que saque lo peor de uno mismo, salvo que sea totalmente imprescindible.
El bienestar social, físico y mental de nuestros mayores depende de ello. Se trata de una cuestión preventiva que empieza por uno mismo y termina en una sociedad que ha de fomentar la vejez activa para que valga la pena vivir el día de mañana.