No solo los niños nos necesitan
Cuando pensamos en un colectivo que necesita todo nuestro amor y protección siempre pensamos en los niños. Es un pensamiento completamente lógico: son frágiles, no pueden defenderse de las adversidades y no tienen la habilidad suficiente como para valerse por sí mismos. Necesitan que los protejamos y que los cuidemos, y sobre todo necesitan de nuestro afecto y atención. Sin embargo, pocas veces reparamos en que existe otro colectivo con problemas similares —aunque por motivos completamente distintos— y que también necesita de nuestro cuidado y cariño: nuestros mayores.
Nuestros héroes nos necesitan
Y es que a menudo olvidamos cuánto pueden necesitarnos nuestros padres y madres, nuestros abuelos y abuelas. Todos nuestros mayores. Y por lo general no pensamos en lo que nos necesitan porque los vemos como seres indestructibles.
¿Cómo va a necesitar ayuda mi padre, que siempre me ha cuidado, que me llevaba a la cama en brazos o me levantaba sobre sus hombros para que pudiera ver mejor? ¿Cómo va a necesitar ayuda mi madre, la persona más fuerte que conozco, la que me ha enseñado cómo ser un ser humano decente y se ha ocupado de que en casa nunca faltara de nada?
Precisamente porque hemos cabalgado sobre hombros de gigantes nos cuesta asumir que estos gigantes han ido menguando poco a poco, sus fuerzas consumiéndose, y que ahora somos nosotros los que los hemos de acompañar de la mano porque a veces el orgullo no puede con todo y necesitan un brazo fuerte —mucho mejor que un bastón— para apoyarse. Nuestros padres y abuelos son nuestros héroes, pero hasta los héroes necesitan un más que merecido descanso y precisan de nuestra ayuda para poder disfrutarlo en condiciones.
El afecto insustituible
Por desgracia el mundo en el que vivimos apenas nos deja tiempo de calidad para pasar con las personas mayores. El trabajo, la casa, las compras, los niños… A menudo, y por mucho empeño que pongamos, el tiempo que podemos dedicar al cuidado de personas mayores es poco menos que anecdótico. Y aunque cada instante que pasemos con ellos es insustituible también es necesario que sus necesidades se vean atendidas en cada momento, no solo cuando nosotros podamos.
Del mismo modo que un niño necesita ayuda para hacer ciertas cosas también las personas mayores a veces necesitan ayuda para realizar quehaceres diarios o sencillamente para aliviar la carga que supone vivir con una cierta edad. Puede que también necesiten ayuda especializada. Y para lograr esto en un ambiente acogedor el cuidado domiciliario se presenta como un valor insustituible.
¿Qué mejor sitio para verse arropado y querido que el propio hogar?
Cuidado domiciliario
Aunque nada podrá sustituir el cariño de la propia familia, cuando esta no puede darlo tendremos que confiar en profesionales especializados en el cuidado de las personas mayores. Ellos saben la importancia que el cariño y la compañía tienen para nuestros mayores, y además están especializados en la atención y el apoyo a los mismos. Aunque no podrán jamás ejercer de hijos o nietos, sí pueden ser un brazo en el que apoyarse, un hombro en el que consolarse y una mano auxiliadora.
El cuidado domiciliario permite que nuestros progenitores y abuelos puedan seguir disfrutando aún cuando están limitados para realizar ciertas acciones. Permite que sigan teniendo una cierta autonomía, y una ayuda cuando dicha autonomía comienza a flaquear. Pero, sobre todo, permite que sigan teniendo afecto, que sigan disponiendo de cariño y que se sientan queridos. Y esto es más importante que cualquier otra cosa que se les pueda dar.
3 comentarios
Soy auxiliar de enfermeria asta febrero tengo contrato luego voy al paro no soy fija
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