El miedo es una de las peores experiencias a las que se puede enfrentar cualquier persona. Sus motivos pueden ser muchos, aunque en ancianos suele ir muy unido a un deterioro de las relaciones sociales que conduce sin remisión al aislamiento social y a otros problemas de salud. Por ello, hay que conocerlo en profundidad y evitarlo con el objetivo de favorecer el bienestar de nuestros mayores.
Claves en la aparición del miedo
En una sociedad en la que cada vez más personas mayores viven solas, los problemas derivados de esta situación no deben tomarse en absoluto a la ligera. Sin ir más lejos, muchos estudios han revelado que la tasa de mortalidad de las personas que viven en soledad es mucho más alta que la que arrojan los que disfrutan de una vida social plena.
El aislamiento se produce por diversos motivos entre los que se encuentra la incapacidad de las familias para hacerse cargo de los mayores o los impedimentos que estos tienen para afrontar los cambios.
Con todo, el resultado es una sensación que puede llevar al pánico en determinadas situaciones. Por ejemplo, el temor a salir a la calle ante amenazas que posiblemente son infundadas o el terror a ver pasar los últimos años de vida en completa soledad son situaciones más comunes de lo que se piensa y que no siempre se detectan a tiempo.
El miedo como síntoma y problema
A poco que se empiecen a notar conductas en las que los mayores solos presenten terror a ciertas situaciones de la vida cotidiana, hay que tomar cartas en el asunto.
Lo más normal es que estas experiencias relacionadas con el pánico conduzcan de forma irremediable a una profunda depresión. Este estado es el desencadenante de otras muchas situaciones que comprometerán el bienestar de aquellos que tenemos cerca.
Así, la demencia senil o el Alzheimer pueden ver agravados sus síntomas por el simple hecho de tener tristeza, más si cabe si el terror se convierte en algo tan cotidiano que termine por vencer a cualquier iniciativa social que los mayores puedan querer emprender.
El camino está claro en esta situación. Los mayores se ven solos y comienzan a desarrollar conductas impropias dominados por el pánico como no salir de casa o no relacionarse con vecinos o allegados, lo que termina produciendo tristeza, depresión y un empeoramiento en términos generales de su salud que puede convertirse en algo irreversible.
Una ayuda que puede servir de mucho
El desarrollo del sistema Triangle ha venido a solventar algunas de las carencias que tiene la vida de los mayores que se ven solos. Esta herramienta combina un proceso de cuidado telemático activo con la presencia ocasional de un profesional que hace compañía y ayuda en las tareas más complejas del día a día.
Con Triangle los mayores no se sienten solos, ya que saben que su actividad está monitorizada las 24 horas y que siempre reciben la visita de un cuidador que mitiga su sensación de estar solos y, por lo tanto, elimina la misma raíz del terror provocado por el aislamiento social.