El envejecimiento activo es hoy una posibilidad real de disfrutar de la vejez con salud, ánimo y de la forma más positiva posible. Recientes estudios así lo demuestran, aunque no basta solo con el empeño de conseguirlo, también hay que tener en cuenta algunos aspectos fundamentales. Por ejemplo, desarrollar una actividad es clave, y es la falta de vida laboral no es excusa para dejar de lado otras prácticas.
Beneficios que hay que tener en cuenta
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la vejez es el momento de descansar. Atrás han quedado ya los años de trabajo en los que muchas veces hay que sacrificarse sin tener tiempo de llevar a cabo otras actividades.
Sin embargo, esto suele malentenderse y acaba por generar aburrimiento e incluso problemas de salud que tienen relación con ello. Los ancianos que pierden por completo la actividad son mucho más propensos a desarrollar enfermedades degenerativas, a perder el contacto con la comunidad que les rodea y, por lo tanto, a ver pasar los últimos años de vida de una forma triste y lejos de lo que se merecen.
El envejecimiento activo es todo lo contrario de la situación anteriormente descrita. Cuidar la salud, divertirse e implicarse en nuevos proyectos son las características que deben tener en cuenta las personas que quieran envejecer de este modo.
En este sentido, participar en nuevas actividades es fundamental. En primer lugar, resulta obvio que mantener el tiempo ocupado aleja sensaciones como la tristeza o el aburrimiento. Pero aún hay más, y es que la actividad, sea del tipo que sea, es ideal para conocer personas y para fortalecer vínculos, algo que terminará por enterrar el fantasma de la soledad que es uno de los grandes problemas de las personas mayores.
Actividades para cada persona
Es cierto que no es lo mismo una persona que afronta su vejez sin ningún problema de salud que otra que ya tenga fallos en la movilidad o de cualquier otro tipo. Sin embargo, en todos los casos se puede envejecer de forma activa teniendo en la actividad uno de los pilares fundamentales para ello.
Por ejemplo, no es necesario salir de casa para comenzar con una práctica nueva. La vejez es el momento perfecto para concentrarse en esos hobbies que siempre han estado arrinconados por falta de tiempo. Jardinería, carpintería, coleccionismo o cualquier otro proyecto que se emprenda es fundamental para mantener la mente ocupada y, por lo tanto, ejercitarla.
Si, además, se opta por salir de casa, las opciones se multiplican. Talleres de cocina, juegos en equipo adaptados a la edad e incluso cursos de baile que agilizan el cuerpo mientras cuidan de la mente son solo algunas de las posibilidades que los ancianos tienen a su alcance.
Por supuesto, la vida en familia también es una actividad adecuada para disfrutar de los hijos y nietos. Sin embargo, tenemos que tener conciencia de que nuestros mayores se merecen ahora tiempo para ellos mismos convirtiéndose su diversión en una fuente de salud que los mantendrá ocupados y felices.