Las cifras hablan por sí solas y muestran que nuestra sociedad se encamina hacia un envejecimiento paulatino de una población que no puede dejarse de lado, una sociedad más envejecida y dependiente.
Cada vez el número de nacimientos es mucho menor y la esperanza de vida mayor, por lo que en este caso conviene preguntarse si en el futuro, la persona dependiente formará parte de la población mayoritaria, un tema que debe ser tomado con bastante seriedad.
¿Qué nos indican las tendencias?
Es un hecho que la población que se concentra entre las edades de 30 y 49 años, se verá disminuida, reduciéndose aproximadamente 2,7 millones de personas en los próximos 15 años. Por otro lado, la población que se encuentra por encima de los 50 años experimentará un elevado crecimiento de acuerdo a lo que prevé el INE (Instituto Nacional de Estadística).
Una situación preocupante ya que en el caso de mantenerse estas tendencias, la tasa de dependencia de menores de 16 años y mayores a 64, se elevaría hasta un 61% y su población centenaria aumentaría considerablemente.
En 50 años, España llegará a convertirse es un país severamente envejecido, con hogares donde posiblemente vivirá una sola persona, situación en la que deberemos preocuparnos como sociedad. El Gobierno también deberá prestar una especial atención para afrontar el posible futuro de un déficit de ayudas y/o cuidados para la persona dependiente y dar respuesta a las necesidades que enfrentaremos como sociedad.
De la misma forma que se estima un incremento de personas mayores, el INE también prevé una reducción de personas de clase trabajadora. Esto requerirá que en el futuro se incremente la recaudación de impuestos en comparación a los años anteriores, de esta forma dar soporte a aquella población dependiente que va a la alza.
¿Estamos preparados para el envejecimiento?
Esta interrogante puede tener varias respuestas. Por un lado, conviene tener presente que el Estado a través de Instituciones como el de Sanidad tiene mucho que decir al respecto. Las actuales infraestructuras de atención al mayor dependiente pueden quedar en poco tiempo desbordadas, por lo que hay que fijar como objetivo una mejora de las mismas para atender a toda la población que en el futuro las necesitarán. Ahora bien, la responsabilidad no recae únicamente en las Instituciones, nosotros mismos podemos hacer mucho para vivir unos años finales bajo una buena calidad de vida.
Poner el acento en el envejecimiento activo es muy importante para evitar casos severos de situación de dependencia. Con buenos hábitos de vida se puede conseguir de forma sencilla que el final del camino que tendremos sea plácido, agradable y, en definitiva, de esa calidad que cualquier persona se merece tener en sus últimos años.
Envejecer es inevitable, pero hacerlo en malas condiciones sí que es algo que se puede mejorar. Ahora bien, la dependencia no dejará nunca de ser una situación que se dará y, probablemente, en un mayor número de casos en el futuro, por lo que se trata de una actual problemática desde cualquier punto de vista.
La atención que merecen nuestros mayores dependientes
Como ya se ha apuntado, es básico disponer de una buena cobertura sanitaria que atienda los principales inconvenientes que presentemos a lo largo de los años. Pero, por otro lado, también es fundamental cubrir otras necesidades a las que a veces no se presta la misma atención, pero que son igualmente importantes.
Se puede decir que aquí entran en juego el papel fundamental de los cuidadores, expertos en mantener e inclusive mejorar la calidad de vida del mayor dependiente que por un motivo u otro ya no pueden valerse por sí mismas.
Desde momentos en los que basta con unas horas de compañía para que nuestro ser querido no se sienta solo y no pierda sus habilidades sociales, hasta situaciones donde las personas con alto grado de dependencia necesiten de un cuidador a lo largo de todo el día, una figura que podrá resultar muy común ver cuando contamos con algún familiar o allegado en situación de dependencia.
En Cuidum, son muchos los casos donde el cuidador se convierte en poco tiempo en uno más de la familia creando estrechos lazos con las personas que tienen a su cargo, algo que reporta felicidad a todas las partes y tranquilidad para disfrutar de una vejez plena en todos los sentidos.