Podemos definir el infarto de miocardio, también llamado ataque cardíaco, como el daño o la destrucción que sufre parte del músculo cardíaco debido a la obstrucción de la arteria encargada de suministrar al corazón la sangre y el oxígeno que necesita para funcionar.
¿Por qué se produce un infarto?
El infarto se produce cuando se forma un coágulo que impide a la sangre circular hasta la arteria coronaria. Al estar privadas de oxígeno, las células del músculo cardíaco mueren. Este proceso se denomina necrosis cardíaca, y la consecuencia de ello es que el músculo cardíaco se contrae menos, apareciendo una alteración del ritmo cardíaco que puede llevar a que el corazón deje de latir definitivamente.
Para evitar las consecuencias de un infarto es necesario limpiar la arteria lo antes posible para facilitar que la sangre y el oxígeno vuelvan a llegar al corazón.
Síntomas de un infarto de miocardio
Como veremos luego, los síntomas del infarto son distintos en hombres y mujeres. Los principales síntomas del infarto, en el caso de los pacientes masculinos, son los siguientes:
• Dolor intenso y opresión en el pecho.
• Dolor en el brazo izquierdo, que se irradia hasta la mano, el cuello, la mandíbula y la espalda.
• Falta de aire, dificultad para respirar.
• Disnea.
• Sudores fríos, piel húmeda.
• Náuseas, vómitos.
• Mareo.
• Dolores abdominales.
• Latido cardíaco rápido o irregular.
• Ansiedad repentina.
• Cansancio inusual.
• Agitación.
• Trastornos del sueño.
• Pérdida de la conciencia.
Sin embargo, en determinados casos la insuficiencia cardíaca se produce de forma silenciosa, sobre todo en el caso de las mujeres. La paciente no experimenta los síntomas típicos del infarto. Esta evolución de la enfermedad también es frecuente en el caso de personas que sufren diabetes. La patología suele detectarse al realizar un examen con un electrocardiograma.
¿Cuáles son los factores de riesgo del infarto de miocardio?
El riesgo de sufrir un infarto de miocardio se incrementa con la edad. La probabilidad aumenta después de los 50 años en el caso de los hombres y a partir de los 60 años en el caso de las mujeres. Antes de tener la menopausia, las mujeres tienen menor riesgo de padecer un infarto.
Los antecedentes familiares son un importante factor de riesgo. Aquellos que tienen padres o familiares que han sufrido un infarto, tienen mayor riesgo de padecerlo.
El estilo de vida también puede contribuir a reducir o aumentar el riesgo de sufrir un infarto. El tabaco, el alcohol y la alimentación poco saludable debilitan el funcionamiento normal de las arterias. Otros factores de riesgo considerados son tener la presión arterial alta, sufrir diabetes o tener un nivel elevado de colesterol malo. La falta de actividad física, el sobrepeso, la obesidad y el estrés también son factores de riesgo para sufrir un infarto.
¿En qué se diferencia el infarto en hombres y mujeres?
El infarto de miocardio no se produce del mismo modo en hombre y mujeres, por lo que tampoco presentan los mismos síntomas. En el caso de las mujeres, los síntomas son más atípicos y suelen pasar desapercibidos. En concreto, las mujeres no suelen sentir el fuerte dolor en el pecho, tan característico de los infartos masculinos y, en el caso de producirse, el dolor es mucho menos intenso, por lo que no suele relacionarse con la patología. Por eso es esencial reconocer los principales síntomas del infarto en el caso de las mujeres
En casi todos los casos, la mujer solo siente síntomas atípicos. Conocer estos síntomas es de vital importancia para acudir al médico o los servicios de urgencias en el momento en los que se observen:
• Falta de aliento: En el 42% de los casos, las mujeres experimentan este síntoma un mes antes de acudir a la primera consulta con el médico, en el 52% de los casos aparece cuando se diagnostica el infarto.
• Fuerte dolor dorsal (en la espalda).
• Palpitaciones.
• Síntomas y trastornos digestivos: náuseas y dolor abdominal.
• Un gran cansancio: El 70% de las mujeres lo siente durante un mes antes de acudir a la consulta del médico y en el 45% de los casos cuando se diagnostica el infarto.
• Trastornos del sueño.
Las enfermedades cardíacas siguen siendo poco diagnosticadas y tratadas en el caso de las mujeres, en comparación con los hombres. Esto se debe a que la patología evoluciona más lentamente en las mujeres.
Como también, el tratamiento del infarto agudo de miocardio es más complejo en las mujeres por razones anatómicas. Los vasos sanguíneos del corazón de una mujer son más pequeños que los del hombre.
En las enfermedades cardiovasculares es importante estar bien informados, acudir al médico ante el menor síntoma y ser consciente de que los síntomas del infarto en la mujer son distintos que en el caso de los hombres.
¿Qué secuelas deja un infarto?
Las consecuencias de un infarto varían según la extensión del área del músculo cardíaco que se haya visto afectada, que serán determinados a través de exámenes médicos. El médico valorará las posibles complicaciones y el riesgo de que el infarto pueda volver a reproducirse, pudiendo desencadenar una arritmia, insuficiencia cardíaca o problemas con una de las válvulas del corazón.
Tras la hospitalización, el paciente deberá someterse a un tratamiento para su rehabilitación cardiovascular y deberá tener un riguroso seguimiento de su estado de salud por parte del médico de cabecera y del cardiólogo.
Índices de mortalidad por infarto de miocardio
El infarto de miocardio es fatal en cerca del 10% de los casos. Tan pronto como aparezcan los primeros síntomas es imprescindible llamar de inmediato al servicio de urgencias. En la ambulancia pueden darse los primeros auxilios y, posteriormente, hospitalización del paciente. Tras la salida del hospital será necesario un tratamiento a largo plazo, especialmente para prevenir que se produzca un nuevo infarto o surjan posibles complicaciones cardiovasculares.
La mortalidad por infarto ha disminuido considerablemente en las últimas décadas por muchos motivos: contar con servicios de urgencia hospitalaria, aplicar tratamientos cada vez más completos (medicación, angioplastia, bypass) y la mejora de los hábitos de calidad de vida. Desde Cuidum te recomendamos la importancia de seguir una alimentación equilibrada y saludable, realizar ejercicio, evitar el tabaco y el alcohol, dormir las suficientes horas y no dejarse llevar por el estrés, ya que todos estos factores mejoran la salud y contribuyen a evitar el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.