Antes de saber las consecuencias que este tipo de afectación puede tener en la salud y en la vida de las personas mayores es conveniente conocer a qué nos referimos cuando hablamos de aneurisma cerebral.
Se trata de una dolencia caracterizada por la presencia de una protuberancia anormal en un vaso sanguíneo situado en cualquier zona del cerebro. Esta protuberancia se debe a la dilatación excesiva del vaso sanguíneo y en algunos casos puede dar lugar a pérdidas de sangre o una total rotura. En estos casos, la rotura, puede dar lugar a una hemorragia subaracnoidea, situada entre el cerebro y los tejidos que lo recubren.
En cualquier caso, cuando sobreviene una hemorragia subaracnoidea el peligro para la vida del paciente se convierte en una amenaza real y es imprescindible la aplicación inmediata de un tratamiento. Esta necesidad de celeridad se hace especialmente importante cuando hablamos de personas mayores en las que la capacidad de recuperación de los tejidos y de las capacidades perdidas se minimizan notablemente. Por esta razón y por la debilidad asociada a la edad, se hace imprescindible actuar a tiempo cuando se detectan los síntomas.
No obstante, es conveniente saber que los aneurismas cerebrales no necesariamente son sinónimo de rotura del vaso afectado por lo que no generan problemas de salud por sí mismos y, por tanto, es difícil detectarlos debido a la ausencia de síntomas visibles. No es extraño que este tipo de aneurismas sin rotura sean diagnosticados cuando se acude al médico debido a otro problema sin relación. Este hecho habla por sí mismo de la importancia de las revisiones periódicas que pueden llegar a salvar la vida a las personas mayores con estas afecciones silenciosas aplicando la prevención en lugar de esperar a la necesidad de un posterior tratamiento.
¿Cuáles son los síntomas para sospechar de la presencia de un aneurisma?
En los casos en los cuales el aneurisma se presente sin rotura, como se ha mencionado, es posible que no se note síntoma alguno, sin embargo, también es factible que los síntomas sean pasados por alto como poco importantes al ser achacados a molestias menores.
Una pupila dilatada, un dolor detrás de un ojo o cambios en la visión pueden llegar a parecer poco alarmantes a una persona mayor, sin embargo, al mostrarse todos estos síntomas de una forma conjunta es posible sospechar de la presencia de un aneurisma cerebral que presiona la zona ocular. En estos casos también es posible notar un entumecimiento de uno de los lados del rostro y los síntomas pueden aparecer en conjunto o de forma independiente en función de dónde se ejerce la presión. En cualquier caso, ante la presencia de cualquiera de estas situaciones es conveniente acudir al profesional médico adecuado para que realice una revisión.
En algunos casos el aneurisma no se rompe pero genera la filtración de una cantidad de sangre pequeña que, sin embargo, provocará un dolor intenso y repentino en la cabeza. Esto debe alarmar a cualquier persona que lo padezca, sin embargo, hay que estar especialmente atento ante su presencia en personas ancianas puesto que la mayor debilidad de sus vasos sanguíneos los hace candidatos perfectos para que esta filtración se convierta en una rotura.
La rotura total del aneurisma presentará síntomas mucho más evidentes que se harán especialmente delicados cuando se habla de personas de edad avanzada. El dolor intenso de cabeza de aparición repentina es el primero de ellos. A esto hay que sumar la rigidez del cuello, los vómitos, la visión alterada, la especial sensibilidad a la luz, la caída de uno de los párpados o incluso llegar a las convulsiones y la pérdida del conocimiento.
¿Por qué se forma un aneurisma?
No hay causas específicas que expliquen la formación de aneurismas en el cerebro, sin embargo, sí existen algunos elementos que aumentan el riesgo de padecerlo de una forma determinante. El tabaquismo, el exceso de consumo de alcohol, así como la ingesta de drogas, con especial relevancia de las que tienen una acción estimulante como la cocaína, son algunos de los factores de riesgo asociados a la vida poco saludable.
Otros factores de riesgo se relacionan directamente con la edad o con el sufrimiento de alguna otra dolencia como la presión arterial elevada. Es sabido que con la edad, las arterias se van debilitando y el peligro de padecer esta dolencia se incrementa notablemente. Una vez más, estamos ante una razón de peso para tener un especial cuidado en las revisiones médicas de las personas de la tercera edad.
De igual modo, la prevención viene determinada por un estilo de vida sano con una dieta equilibrada y una actividad física regular. En este sentido, es importante incentivar a la persona anciana a que realice actividad física cada día y ayudarle a mantener la alimentación más adecuada para proteger su salud. Igualmente importante será apoyarle para que cumpla las revisiones médicas recomendadas y evitar que se automedique, beba alcohol en exceso o consuma cualquier tipo de droga de carácter recreativo.
Complicaciones de una rotura de aneurisma
Cuando se rompe una protuberancia en un vaso sanguíneo del cerebro se produce un sangrado que únicamente dura algunos segundos, sin embargo, esa sangre es capaz de provocar un gran daño en las células de la zona circundante al aumentar de forma notable la presión intracraneal.
La presión que se llega a ejercer es crucial ya que si aumenta de forma excesiva se puede llegar a interrumpir el flujo sanguíneo hacia el cerebro. Este factor es especialmente peligroso porque la pérdida de conocimiento es el primer paso pero si el flujo de sangre continúa interrumpido se pueden llegar a producir daños irreversibles o incluso llegar a la muerte.
¿Existe tratamiento?
Sí, cuando el aneurisma cerebral no presenta rotura existen tratamientos quirúrgicos para sellar la protuberancia mediante el grapado, la embolización endovascular o mediante un desviador de flujo. Estos métodos evitan la rotura futura del aneurisma pero la intervención supone ciertos riesgos que se relacionan con la posición y la morfología de la dolencia, los antecedentes de casos familiares de rotura, así como otras afecciones que puedan aumentar el peligro de rotura.
Por otro lado, la edad y la salud del paciente son determinantes para que pueda someterse a este tipo de operación, por esta razón no se recomienda a las personas de la tercera edad que apuesten por este tipo de tratamiento ya que el riesgo es muy elevado y se puede minimizar el peligro de rotura mediante otros procedimientos.
En algunos casos, como en personas con la presión arterial elevada en muchos casos de personas mayores con diversos procesos, se recomienda el control del aneurisma a través de la observación de la presión arterial.
¿Cómo cuidar a una persona mayor con riesgo de padecer aneurisma cerebral?
Aquellas personas que estén al cuidado de ancianos y sepan que sus condiciones de salud, edad o antecedentes familiares, así como su modo de vida actual o anterior le predisponen al desarrollo de aneurismas en la zona del cerebro, deben tener un especial cuidado en la atención a estas personas para evitar la rotura y, con ello, las posteriores consecuencias de la misma.
Una observación adecuada de los modos de vida de la persona anciana, la ayuda para que la dieta y el ejercicio sean adecuados y un control médico que se ajuste a sus necesidades será suficiente como prevención. Por otro lado, será conveniente estar atento, cuando ya se conoce la presencia de una protuberancia, para evitar la rotura de la misma.
2 comentarios
Necesito cuidadora
Hola Sonia!
Hemos pasado nota al departamento de atención a familias, en breve se pondrán en contacto contigo por correo.