Cada vez que en los medios de comunicación aparecen noticias de cómo son tratadas las personas mayores en la sociedad actual se conmociona. No es habitual que este tipo de situaciones salgan a la luz, pero lo cierto es que los casos de maltrato a personas mayores son más habituales de lo que cabría esperar, y se prevé que este tipo de situaciones vaya en aumento.
El maltrato a personas mayores en la sociedad en cifras
Uno de los principales problemas en referencia al maltrato a personas mayores es la desinformación. Pese a ser una cuestión de gran relevancia social, las noticias de maltrato a personas mayores no son habituales, como tampoco lo son las denuncias. Ello no implica, sin embargo, que no formen parte de la realidad.
Los casos de maltrato a personas mayores no solo existen, sino que se prevé que vayan en aumento. Según datos de la OMS, una de cada seis personas mayores de 60 años ha sido víctima de algún tipo de maltrato. Las situaciones se producen tanto en el entorno comunitario (instituciones como residencias o centros de atención crónica) como en el familiar. No en vano, en el 90 % de los casos corresponde a maltrato por parte de un familiar.
Las cifras son poco alentadoras en lo que a denuncias se refiere. La mayoría de las veces estas circunstancias no trascienden porque, de hecho, solo se denuncia el 4 % de los casos de maltrato a mayores .
El rápido envejecimiento de la población, la pérdida de poder adquisitivo y la falta de valores sólidos que respalden el importante papel de la tercera edad, incrementan el riesgo de cronificación de este problema. De no adoptarse las medidas apropiadas con urgencia, el maltrato a personas mayores seguirá existiendo como la realidad silenciada que ya es.
Tipos de maltrato a las personas mayores
Aparte de las malas estadísticas de denuncia, otra de las dificultades que se plantean a la hora de abordar los casos de maltrato a personas mayores es la falta de información. La sociedad no está familiarizada con los diferentes tipos de maltrato a personas mayores que existen, y ello complica su reconocimiento y retrasa la implantación de soluciones.
El maltrato a personas mayores es un concepto muy amplio en el que se incluyen conductas y situaciones como:
- Maltrato físico: el empleo de la fuerza para provocar dolor o incapacidad.
- Maltrato psicológico: el dolor y el malestar también se pueden infligir mediante actos y palabras, coacciones, insultos o rechazo.
- Abandono: el comportamiento negligente en la atención de las necesidades básicas del adulto mayor.
- Abuso económico: el aprovechamiento de los bienes materiales de personas con limitaciones para tomar decisiones y actuar.
- Abuso sexual: los contactos o situaciones de carácter sexual no consentidas (desnudez, fotografías o incluso violación).
- Restricciones: la aplicación inapropiada de medidas de contención tanto físicas como químicas, prescritas o no, supone una limitación de las libertades individuales.
Noticias de maltrato a personas mayores
Los peores meses de la pandemia se saldaron con un aumento notable de los casos de maltrato a personas mayores. Pero una prueba irrefutable de que estas situaciones siguen formando parte de la actualidad son algunas noticias recientes que ponen de relieve la necesidad de un cambio.
Ejemplos como el cierre de la residencia de mayores Nuestro Padre Jesús del Gran Poder en Sevilla tras la denuncia de la Fiscalía al director del centro por abandono, lesiones y maltrato a los residentes, o las investigaciones en el Hogar Santa Rita de la capital tinerfeña a raíz de un brote de coronavirus, confirman la necesidad de un espacio mediático y social desde el que abordar el problema.
Por otro lado, es evidente que el papel de las personas mayores en la sociedad ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Así como en las culturas más tradicionales el adulto mayor sigue siendo una figura respetada y venerada, las sociedades modernas parecen haber relegado a un segundo plano el papel de las personas mayores en la sociedad actual. La inclusión, la participación y la recuperación de su espacio es fundamental para ofrecer una perspectiva más optimista de lo que representa la tercera edad.
Del respeto al olvido: evolución del papel de las personas mayores en la sociedad
La experiencia es una importante fuente de conocimiento y sabiduría. Desde tiempos remotos, las personas mayores han ocupado una posición clave en la sociedad. A ellos se les pedía consejo a la hora de resolver problemas, nadie mejor que ellos conocía el entorno y cómo obtener recursos y además el tiempo los había dotado de infinidad de historias que todo el mundo deseaba conocer.
Hace apenas tres siglos, el porcentaje de personas que alcanzaban edades avanzadas era muy limitado. Cuanto más retrocedemos en el tiempo más extraordinaria era la presencia de individuos que superaran los 60 años de edad. Esto también explica por qué el adulto mayor era una figura respetada a la que había que cuidar y atender. De sus sabias decisiones dependía el futuro de muchas personas.
Con la irrupción de la tecnología y la expansión del conocimiento, las enseñanzas de las personas mayores dejaron de ocupar ese lugar privilegiado. Poco a poco no solo fueron sus historias y lecciones las que cayeron en el olvido: también lo hizo el interés de esforzarse en el cuidado de personas que, desde el punto de vista práctico, ya no suponían un aporte de fuerza, protección o riqueza para la sociedad.
Así, los adultos mayores pasaron de convertirse en un valor añadido en ser una carga para la comunidad. Una visión reduccionista y sesgada sobre un grupo de población que, tanto entonces como ahora, sigue teniendo mucho que ofrecer. La experiencia acumulada es una riqueza que solo se obtiene con el tiempo.
Edadismo y exclusión: sombras de la tercera edad
¿Por qué ya no se valora tanto la importancia de las personas mayores en la sociedad actual? La vejez ha sido abordada desde diferentes perspectivas a lo largo de la historia. No obstante, desde hace varias décadas la percepción que las sociedades modernas tienen del adulto mayor se ha quedado bastante estancada.
El aumento de la esperanza de vida ha hecho que los principales países del planeta tengan una población cada vez más envejecida. Esto no solo le resta importancia al hecho de cumplir años sino que pone de manifiesto la aparición de nuevas necesidades con respecto al cuidado y la atención que merecen las personas de edad avanzada.
Pero ¿está la sociedad actual capacitada para asistir de forma adecuada a la población mayor? El problema tiene una doble cara: por un lado, la inoperancia de las administraciones públicas para ofrecer una respuesta eficiente a estas necesidades y, por otro lado, la incapacidad de muchas familias para afrontar con éxito el reto que supone cuidar de una persona mayor.
Ante estas circunstancias, la solución más sencilla ha sido la institucionalización en residencias. Pero esta alternativa no resuelve otros problemas como son el distanciamiento o la exclusión de la vida social, la falta de participación en decisiones importantes de la vida, la discriminación por edad (edadismo), el maltrato a personas mayores y la consolidación de estereotipos que convierten a las personas mayores en una ‘carga’ para la sociedad.
En países como Australia, Japón o China, donde la edad sigue siendo sinónimo de sabiduría, se valora con especial interés la contribución de los mayores al desarrollo cultural, intelectual y político. Son este tipo de actitudes y no las que contribuyen al distanciamiento, los prejuicios y la soledad, las que deberían marcar el rumbo de un cambio de perspectiva en pro de la recuperación del papel de las personas mayores en la sociedad.
La inclusión de las personas mayores en la sociedad actual
Los cambios en las estructuras sociales son lentos. Para que prospere una nueva perspectiva más optimista de la tercera edad, alejada de los horrores del maltrato, es necesario que se produzca una transformación a varios niveles. Tienen que cambiar las políticas sociales, las estructuras asistenciales, la opinión de la sociedad e incluso el concepto que las personas mayores tienen de sí mismas.
La implicación de Cuidum en la lucha contra el maltrato a personas mayores
En Cuidum apostamos por la inclusión de las personas mayores en la sociedad. Este es el motor fundamental para obtener un cambio de perspectiva que dignifique la figura del adulto mayor y garantice su protección frente a cualquier tipo de maltrato a personas mayores. En nuestro empeño por ofrecer los mejores cuidados también queremos contribuir a eliminar estigmas, desmontar mitos y promover una tercera edad activa y feliz.
Una parte importante de la actividad que realizamos a diario en Cuidum consiste en la promoción de estos nuevos valores. Cuando ofrecemos una alternativa de asistencia a mayores en sus domicilios, también estamos proporcionando soluciones y herramientas para el cambio.
- Entorno seguro y conocido en el que hacerse mayores: su propio hogar.
- Asistencia personalizada que atiende sus necesidades reales, sin interferir en sus capacidades.
- Promoción de la autonomía y del contacto social: el adulto debe participar activamente en su comunidad.
- Solución asistencial que permite conciliar los cuidados del adulto mayor con la vida familiar y profesional.
- Apoyo en los momentos más complicados, como se ha demostrado en la pandemia, y acompañamiento a miles de personas mayores que viven solas.
Objetivos del modelo asistencial de Cuidum
Todas estas estrategias nos permiten cumplir con un doble objetivo. En primer lugar, damos respuesta a la demanda de un alto porcentaje de personas mayores: la posibilidad de seguir viviendo en sus propios hogares sin que el peso de los años suponga una limitación. En segundo lugar, impulsamos un modelo de asistencia mucho más inclusivo en el que el adulto mayor no pierde el contacto con la realidad que le rodea.
Esto también se puede conseguir con otro tipo de acciones que son responsabilidad de los gobiernos como facilitar la movilidad en el transporte público, mejorar las infraestructuras para transitar de forma autónoma por la ciudad o promocionar el acceso a cursos de formación y actividades de ocio.
Es el cambio inclusivo y necesario en el que confiamos. Una perspectiva de la tercera edad mucho más justa y realista en la que las personas mayores recuperan el protagonismo. La oportunidad que necesitan para seguir demostrando el valor del tiempo vivido y de lo que aún tienen que ofrecer, sin temor al abandono, a la incomprensión y a otras formas de maltrato a personas mayores.