En cuanto llegan los primeros días de calor del año, los cuidadores deben tomar en consideración que los cuidados domiciliarios o de cualquier otro tipo para personas con Alzheimer han de seguir una serie de consejos que eviten problemas asociados a las altas temperaturas. Cuidar ancianos en verano es una tarea sencilla pero que no debe olvidar que las altas temperaturas resultan muy perjudiciales en determinados casos.
Así, el primer consejo ineludible es el de reorientar la actividad física de los pacientes. El calor hace imposible que los mayores puedan tener algún tipo de actividad en las horas centrales del día, por lo que hay que eliminar los paseos al aire libre o cualquier otro tipo de rutina similar.
En su lugar conviene disponer los necesarios ejercicios en ambientes perfectamente climatizados. A veces los cuidados domiciliarios tienen un buen entorno si el hogar de la persona atendida disfruta de aire acondicionado. De lo contrario, los cuidadores de personas con Alzheimer deben programar la actividad a la caída de la tarde o a primera hora de la mañana o, en su defecto, buscar espacios que ofrezcan la temperatura ideal para este tipo de personas.
La alimentación es siempre una parte importante de una actividad como la de cuidar ancianos, más si las altas temperaturas están comenzando a causar los problemas que cada año presentan. La dieta preparada para este tiempo debe ser ligera y contener abundantes alimentos que eviten el estreñimiento y las digestiones pesadas.
Así, recurrir a frutas, verduras o platos con cereales integrales es un gran consejo que debe seguirse en la medida de lo posible.
La hidratación resulta especialmente importante en esta época. No son pocos los pacientes con Alzheimer que tienen afectado el centro regulador de la sed o que, simplemente, no pueden responder adecuadamente a la necesidad de líquido que tiene su cuerpo.
Se debe estar pendiente de ello al máximo de forma que se eviten problemas potencialmente mortales. Ofrecer agua a los cuidados, incluir en la dieta alimentos ricos en líquidos como la sandía o el melón y vigilar la cantidad ingerida de cualquier forma son las bases para alejar el fantasma de la deshidratación.
Los golpes de calor son también un riesgo que conviene evitar por parte de los cuidadores. Aquí los consejos se enfocan tanto en evitar la horas centrales de calor como en disponer una vestimenta con la que puedan sentirse cómodos y frescos.
Ropas holgadas de colores claros y un calzado fresco son apuestas seguras al respecto. No obstante, el uso de chanclas no se recomienda, ya que puede aumentar el riesgo de caídas creando un nuevo problema.
En definitiva, siguiendo esta serie de consejos y manteniendo el cariño y la atención decidida y paciente de siempre se conseguirá que los mayores consigan atravesar el periodo estival de una forma cómoda y agradable. Todo ello, además, evitando los riesgos que las altas temperaturas tienen y que pueden llegar a afectar a su salud de forma muy especial.
2 comentarios
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