La exposición prolongada a ruidos intensos y repetitivos constituye uno de los principales problemas de salud ambiental, sobre todo en los entornos urbanos. Las ciudades se han transformado en el escenario perfecto para la proliferación de la contaminación acústica y las personas mayores son especialmente vulnerables a los trastornos que de ella se derivan.
¿Qué es la contaminación acústica?
La contaminación acústica es un concepto que engloba todos aquellos sonidos que por sus características de forma e intensidad pueden ser considerados como ruido. Si buscamos ejemplos de contaminación acústica, el primer rasgo común con el que nos encontramos es que todos ellos, en mayor o menor medida, resultan molestos.
¿Y qué es el ruido? Según la OMS es cualquier sonido que supere los 65 dB durante el día o los 55 dB durante la noche. En las ciudades los ejemplos contaminación acústica por sonidos que rebasan estos límites son abundantes y tan comunes que lo habitual es acabar conviviendo con ellos de forma inconsciente.
Causas de la contaminación acústica
Circulación urbana de vehículos (sobre todo de motor diésel o gasolina)
- Obras en la vía pública o instalaciones privadas
- Tráfico aéreo y en vías rápidas
- Actividades de ocio y restauración (bares, pubs, discotecas, gimnasios…)
¿Cuáles son las consecuencias de la pérdida auditiva en personas mayores?
Las personas mayores, sobre todo las que viven en la ciudad, tienen un mayor riesgo de padecer las consecuencias de la pérdida auditiva provocada por la contaminación acústica.
Se conoce por hipoacusia la pérdida total o parcial de la audición, en uno o los dos oídos y con independencia de la causa o el origen de dicha patología. Más allá de la pérdida de audición, los efectos de la contaminación acústica pueden derivar en otros problemas:
Trastornos psicológicos: ansiedad, depresión, estrés, fatiga.
Trastornos de atención y memoria: pérdida de concentración y bajo rendimiento.
Trastornos de conducta: irritabilidad, estado alterado, agresividad.
Trastornos del descanso: insomnio y otras patologías asociadas a los problemas para conciliar el sueño.
Trastornos psicopatológicos: cefaleas, aumento de la presión arterial, problemas gástricos.
Grados de pérdida auditiva
Dependiendo del tipo de ruido y de los niveles de exposición a este, los grados de pérdida auditiva son variables:
Pérdida auditiva leve: los susurros no se oyen bien.
Pérdida auditiva moderada: dificultades para entender lo que dice otra persona con un volumen de conversación normal.
Pérdida auditiva grave: únicamente se perciben los sonidos más fuertes.
Pérdida auditiva severa: la pérdida de audición es profunda. Prácticamente no se percibe ningún sonido salvo los extremadamente fuertes.
Aparte de los grados de pérdida auditiva, en la hipoacusia también se puede establecer una distinción en función del oído afectado (unilateral o bilateral), la evolución en el tiempo (repentina o gradual) o el momento de la aparición (congénita o tardía/adquirida), entre otras variables.
Soluciones para evitar contaminación acústica
Convivir con el ruido no es la solución. Teniendo en cuenta las repercusiones de la contaminación acústica y la pérdida auditiva en el adulto mayor, hay que buscar soluciones efectivas para contrarrestarlo.
Algunas prácticas de higiene acústica que resultarán de utilidad en la atención y el cuidado de las personas mayores son:
Evitar la exposición continuada a ruidos intensos, dentro y fuera de casa.
Controlar el volumen de los dispositivos: móvil, televisor, radio…
Limitar el uso de auriculares y, en cualquier caso, no emplear los que se introducen dentro de la oreja.
Garantizar una buena higiene del sueño en ambientes adecuados, bien aislados del ruido de la calle.
Acudir a revisiones periódicas en el especialista para identificar cualquier cambio y poder actuar a tiempo.
¿Tienes personas mayores a tu cargo? Recuerda que la contaminación acústica es un riesgo invisible que puede derivar en importantes problemas de salud en el adulto mayor. Protégete y protege a tus seres queridos de estos riesgos prestando mayor atención a los ruidos que te rodean habitualmente.