El 1 de octubre es el Día Internacional de las Personas Mayores y en Cuidum estamos de celebración. Es la fecha escogida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para conmemorar el importante papel de la tercera edad en la sociedad y revisar todos aquellos aspectos que pueden contribuir a que vivan esta etapa con dignidad y respeto.
¿A qué edad se considera una persona mayor?
Senectud, vejez, tercera edad… A diario empleamos esos términos para referirnos a una etapa de la vida de edad indefinida que únicamente relacionamos con la inevitabilidad de hacernos mayores. Pero, ¿Es posible acotar un poco más estas referencias?
Lo primero que debemos entender a la hora de abordar estos conceptos es que el envejecimiento es un proceso fisiológico y natural en el que intervienen aspectos tanto personales (salud, educación, nivel económico) como circunstanciales (familia, acceso a recursos, relaciones sociales). Es decir, todo el mundo envejece, pero no de la misma manera.
En base a esto, establecer a qué edad se considera una persona mayor resulta una tarea complicada. Está muy extendida la idea de que la tercera edad comienza a partir de los 65 años, coincidiendo con la edad de jubilación y con un cambio importante en el modo de vida, en las rutinas y en el deterioro de algunas capacidades.
No obstante, este criterio socio-laboral es bastante relativo. En primer lugar, porque la edad de jubilación, como ya ha quedado constatado, puede variar y ni siquiera es la misma en todos los países. Y en segundo lugar, porque llegar a una determinada edad no implica necesariamente un deterioro de las capacidades.
Aprende a identificar las 4 etapas de la vejez
Si la relación entre tercera edad y jubilación no se sustenta sobre una base sólida, ¿Qué otras opciones tenemos para definir a qué edad se considera una persona mayor?
Aunque las opiniones de los expertos son cada vez más cercanas, no existe verdadero consenso acerca de este tema.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como persona mayor adulta a las personas mayores de 60 años. Partiendo de esta base, en las asambleas realizadas en todo el mundo a partir de la década de los 80 del pasado siglo, se han ido estableciendo matices para diferenciar a los subgrupos de población englobados en la categoría de “población mayor”.
El resultado son las 4 etapas de la vejez, una distinción ampliamente reconocida tanto por médicos como por sociólogos y gerontólogos, en la que se distinguen los siguientes subgrupos:
Adultos mayores jóvenes.
Empiezan a aparecer las primeras alteraciones en aspectos como el descanso o la digestión. En el caso de las mujeres, suele presentarse el fin de la menopausia.
Adultos mayores viejos.
El debilitamiento de las funciones biológicas se vuelve más notable. Ya no se pueden hacer grandes esfuerzos físicos y se resienten la visión y la audición.
Adultos mayores longevos.
Se acentúan los problemas en huesos y articulaciones, afectando de manera notable a la movilidad. Las limitaciones sensoriales son considerables y se pierde el control sobre algunas funciones fisiológicas.
Centenarios.
La degeneración física implica un incremento en los niveles de dependencia. Mantener la autonomía resulta muy complicado, pero hay que seguir trabajando en los aspectos físicos, psicológicos y emocionales para garantizar la calidad de vida del adulto centenario.
Derechos de las personas mayores en España: Una responsabilidad de todos
Así como las opiniones al respecto de esta categorización son variadas, donde sí parece haber mayor consenso es en relación a los perjuicios asociados a la edad.
- Prejuicios biológicos: Están enfermos, son débiles e incapaces, han perdido su autonomía...
- Prejuicios psicológicos: Se sienten inseguros, son depresivos, no tienen capacidad de decisión, aburren, son olvidadizos, pierden cosas…
- Prejuicios sociales: Tienden a aislarse, no saben relacionarse, son intolerantes, representan una carga social, suponen una gran inversión en recursos…
Precisamente por este motivo, las leyes y las ayudas de dependencia se presentan cada vez más estrictas en hacer efectivo el cumplimiento de los derechos de las personas mayores en España.
En realidad, se trata de derechos básicos y de carácter universal que se pueden resumir en 3 puntos fundamentales:
- Derecho a la intimidad: Garantizado por artículo 18 de la Constitución, implica el respeto a la privacidad de las personas en cualquiera de sus formas de manifestación (sentimientos, pensamientos, información personal, etc). Los adultos mayores, incluidas las personas mayores solas o dependientes, tienen derecho a que su vida privada esté protegida.
- Derecho a la libertad y a la autonomía: Dónde envejecer, cómo, con quién. Tendemos a infantilizar al adulto mayor y a cuestionar su capacidad para tomar decisiones de manera autónoma. Garantizar su calidad de vida es también proteger su derecho a valorar, opinar y escoger.
- Derecho a los servicios de salud: El Estado debe cumplir con unas prestaciones obligatorias que garanticen el bienestar de los ciudadanos más vulnerables. Las personas mayores solas, las que padecen enfermedades y las que dependen de la asistencia de otras son las que más protección necesitan.
¿Cómo ha afectado la pandemia a las personas mayores en la sociedad actual?
Si la situación del adulto mayor era de por sí complicada, la pandemia no ha hecho sino acentuar las carencias de las personas mayores en la sociedad actual. No obstante, hay que entender estas afectaciones en una doble dirección.
Así como hemos sido testigos de las condiciones de vulnerabilidad en las que viven las personas mayores solas, también hemos presenciado cómo esta supuesta debilidad no es consecuencia de la edad sino del entorno.
En condiciones óptimas, con los cuidados adecuados y respetando los derechos de las personas mayores en España, estos grupos de población son tan capaces de plantarle cara a la enfermedad y a las circunstancias difíciles con la misma resistencia que el resto. Lo importante es que se sientan arropados, respetados y atendidos. En definitiva, integrados en su entorno.
El adulto mayor no puede sentirse una carga. Es necesario dignificar el papel de las personas mayores en la sociedad actual: No son parte del problema sino parte de la solución.
Fechas señaladas como el Día Internacional de las Personas Mayores nos recuerdan que no existe un límite de edad para seguir haciendo aportaciones valiosas a la comunidad.
Consejos para tratar a la persona mayor
El trato y los cuidados a la persona mayor deben estar siempre orientados al denominado envejecimiento óptimo.
Este se caracteriza por:
- Conservar la independencia en la medida de lo posible.
- Mantener una actitud positiva frente a los cambios naturales asociados a la edad.
- Sentirse útiles y capaces. No autoimponerse límites.
- Seguir desarrollándose, personal, social y profesionalmente.
¿Cómo abordar la senectud desde la perspectiva del cuidador y del entorno de la persona mayor?
Estas son algunas de las condiciones básicas para garantizar el bienestar del adulto mayor:
- Ser pacientes, incluso en las situaciones más complicadas.
- Hablarles claro y con normalidad, no infantilizarlos.
- Proporcionales los medios y el entorno adecuados para que sigan sintiéndose parte de la comunidad.
- Fomentar su aprendizaje y su interés por seguir descubriendo cosas.
- Mostrar interés por sus intereses, anhelos e ilusiones.
- Respetar sus decisiones.
- Ser empáticos y entender su situación.
- Ofrecer ayuda sin convertirlos en un objeto de caridad.
Celebra el Día Internacional de las Personas Mayores poniendo en práctica estas recomendaciones.
Es el mejor modo de reconocer el importante lugar que ocupan en la sociedad y la encomiable labor que han realizado para que tú tengas una vida más cómoda.
Este 1 de octubre celebramos un día muy especial para todos.