Los trastornos del sueño aumentan a medida que envejecemos. Casi un 42% de las personas mayores de 65 años sufre algún tipo de problema de insomnio o dificultad para dormir. La dificultad para conciliar el sueño afecta a la calidad de vida de la persona que lo sufre, acompañado de síntomas como la depresión y ansiedad.
El insomnio, además, incrementa el riesgo de padecer trastornos cognitivos. Habitualmente el insomnio en ancianos está subestimado y se considera un trastorno relacionado con la edad. Sin embargo, debe abordarse y tratarse adecuadamente, dado el grave impacto que tiene en la salud de las personas mayores.
Lo que debes saber del Insomnio
Podemos definir al insomnio como la dificultad para conciliar el sueño, para mantenerse dormido durante toda la noche, o para tener un sueño saludable y reparador.
El insomnio es más frecuente en los ancianos, debido a que el envejecimiento afecta a su reloj biológico y a sus ritmos circadianos, disminuyendo considerablemente la cantidad del sueño. Los principales tipos de insomnio son:
Insomnio Transitorio o Agudo
Este tipo de insomnio aparece en momentos de estrés o ansiedad. Duran menos de un mes y todo vuelve a la normalidad cuando esta situación de estrés desaparece.
Insomnio a Corto plazo
Presenta una duración de un mes a tres meses. Generalmente se produce después de un suceso traumático en la vida de la persona (duelo, separación, pérdida de trabajo, hospitalización).
Insomnio Crónico
Se produce cuando el insomnio dura más de cinco o seis meses. Su tratamiento es muy complicado, puesto que la persona no solo sufre de falta de sueño sino también se ve afectada su vida en aspectos a nivel mental y físico.
El insomnio a corto plazo si no se trata adecuadamente puede convertirse en insomnio crónico. De ahí, la importancia de realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado en cuanto se presentan los primeros síntomas.
Causas de insomnio
Para curar el insomnio es importante encontrar la causa de la dificultad para dormir. Entre las causas más frecuentes de los problemas para conciliar el sueño figuran las siguientes:
Cambio en el estilo de vida
El cambio de vida en la tercera edad marca un punto de inflexión en la vida de la persona, afectando al ritmo de su actividad, generando serios problemas con su sueño.
Problemas de salud
Algunas enfermedades desencadenan problemas para conciliar el sueño. Especialmente en el caso de los ancianos que sufren las siguientes patologías:
• Artritis
• Diabetes
• Enfermedad de Parkinson
• Problemas respiratorios
• Problemas cardiovasculares
• Trastornos gastrointestinales
• Síndrome de piernas inquietas
• Apnea del sueño
Factores emocionales
Cuando las personas mayores llegan a sentir miedo a la soledad, sufren la pérdida de un ser querido o temen perder su independencia, acompañados de las preocupaciones sobre su salud y su nivel económico son varios de los factores que pueden desencadenar cuadros de ansiedad o depresión que interrumpen el ciclo normal de su sueño.
Efectos secundarios de los medicamentos
Algunos medicamentos, como los descongestivos, los diuréticos o los antidepresivos producen efectos secundarios que afectan la calidad del sueño. Por ejemplo, un diurético, que alivia el dolor de artritis, es una sustancia que aumenta la producción de orina. Esto hará que las personas se levanten más a menudo durante la noche para ir al baño. Por lo tanto, es importante controlar los efectos secundarios de los medicamentos y comunicar al médico si interfieren con la calidad del sueño del anciano.
Enfermedades neurodegenerativas y los trastornos del sueño
• Entre el 25% y 40% de los ancianos con deterioro cognitivo leve
experimentan dificultad para dormir.
• Los ancianos que sufren demencia avanzada, especialmente derivada del Alzheimer,
pueden tener el sueño completamente desestructurado, con irregularidad de los
ritmos circadianos de sueño/ vigilia.
• Las personas que sufren demencia con cuerpos de Lewy y la enfermedad
de Parkinson suelen presentar trastornos del comportamiento durante
las noches de sueño.
Diagnóstico del insomnio
Para realizar el diagnóstico del insomnio, o de un trastorno del sueño, el médico evalúa el historial del paciente. Además, se utiliza un diario del sueño, en el que el paciente anota, durante una o dos semanas, la duración del sueño. Para detectar anomalías físicas en el sueño, como insuficiencia respiratoria o movimientos periódicos de las piernas, también se realiza un diagnóstico en el laboratorio del sueño (polisomnografía), mediante el cual se registran diferentes lecturas físicas utilizando electrodos.
En el caso de los ancianos, es importante detectar posibles enfermedades físicas que sean el origen de un trastorno del sueño. Por ejemplo, la insuficiencia renal o la disfunción tiroidea, pueden producir el síndrome de piernas inquietas, la apnea del sueño puede causar presión arterial alta y arritmia, que influye en los ciclos del sueño.
Factores de riesgo asociados al insomnio
Cuando una persona no duerme bien, puede ocasionar:
• Disminución de las defensas inmunitarias y, por tanto, mayor riesgo de sufrir infecciones.
• Cansancio.
• Vértigo.
• Falta de concentración.
• Riesgo de caídas.
• Ingesta inadecuada de medicamentos.
A largo plazo, los riesgos aumentan y pueden aparecer problemas severos, por lo tanto, es esencial abordar y tratar el insomnio de forma adecuada.
¿Cuál es el tratamiento del insomnio?
A menudo se recetan benzodiazepinas para el insomnio. Sin embargo, los ancianos que toman estos medicamentos durante meses o años corren el peligro de desarrollar una dependencia. Además, tienen muchos efectos secundarios (fatiga diurna, problemas de concentración y memoria).
Otros medicamentos utilizados para tratar el insomnio, que no son adictivos, son los antidepresivos sedantes y los neurolépticos en bajas dosis. Los productos naturales como la valeriana, el lúpulo, la melisa o bálsamo de limón ayudan a dormir y carecen de efectos secundarios.
Medidas de higiene del sueño para ancianos
Desde Cuidum te recomendamos un tratamiento con un enfoque psicoeducativo, con el fin de evitar los problemas que supone el tratamiento farmacológico. El tratamiento está orientado para que la persona mayor adopte en su vida diaria medidas de higiene del sueño. Los principales hábitos saludables son los siguientes:
• Mantener un ciclo de sueño regular, siguiendo horarios como acostarse y levantarse siempre a la misma hora.
• Aprender a reconocer las señales del sueño (bostezos, escalofríos, ojos pesados, etc.) y acostarse a dormir cuando se sientan.
• Realizar actividad física por la mañana, pero evitar hacer ejercicio por la tarde.
• Realizar actividades relajantes por la noche, como leer o escuchar música suave.
• Evitar dormir durante el día. Si se hace siesta, debe realizarse a primera hora de la tarde, sin sobrepasar nunca los 20 minutos.
• Cenar alrededor de 2 o 3 horas antes de acostarse.
• Evitar beber demasiado líquido por la noche para no tener que levantarse a orinar.
• No consumir ninguno de estos productos después de las cuatro de la tarde como el té, café, chocolate, alcohol, zumos con vitamina C, refrescos de cola o tabaco.
• No tomar pastillas para dormir sin consultar con el médico.
• Evitar ver la televisión o estar ante la pantalla del ordenador antes de irse a la cama.
• Mantener el dormitorio a una temperatura agradable y templada.
• Usar una cama y una almohada cómoda.
• No poner plantas en el dormitorio, ya que pueden absorber oxígeno.
• Ventilar el dormitorio al menos una vez al día.
• Dar un paseo al aire libre cada día.