La depresión es una epidemia entre los mayores en la actualidad
La depresión se asocia con cambios generalizados en la estructura y función del cerebro. Aquí están algunos ejemplos:
- Un fuerte cuerpo de investigación muestra que las personas con depresión a menudo tienen un hipocampo más pequeño. El hipocampo es bien conocido por ser importante en la memoria, ya que procesa los recuerdos para el almacenamiento a largo plazo. El hipocampo, sin embargo, también se conecta a las muchas áreas del cerebro que regulan cómo nos sentimos y responder al estrés. Por ejemplo, el hipocampo se conecta con la amígdala que controla nuestra experiencia de miedo.
La depresión se considera una enfermedad relacionada con el estrés y las personas con depresión a menudo dan mayores niveles de hormonas circulantes del estrés como el cortisol. El cortisol es tóxico para las células dentro del hipocampo y el exceso de cortisol es un mecanismo hipotético por el cual las personas con depresión tienen un hipocampo más pequeño. Curiosamente, incluso en personas que aún no han experimentado estrés significativo, un hipocampo más pequeño aumenta el riesgo de adquirir una enfermedad psiquiátrica relacionada con el estrés.
Buenas noticias, el hipocampo es un área relativamente única en el cerebro que puede desarrollar nuevas neuronas. Se ha demostrado que la medicación antidepresiva aumenta el volumen del hipocampo promoviendo la neurogénesis (es decir, el crecimiento de nuevas células cerebrales). Es interesante observar que el crecimiento de las nuevas neuronas del hipocampo tarda hasta seis semanas en completarse; Y esto aproximadamente al mismo tiempo que toma para la mayoría de los antidepresivos monoaminérgicos para tener pleno efecto.
- Las personas deprimidas son más propensas a notar y responder a las cosas negativas en la vida en lugar de las cosas positivas. Algunas investigaciones de imágenes cerebrales han demostrado que las personas con depresión parecen tener patrones anormales de activación del cerebro con algunas áreas sobre activas y otras áreas poco activas; Y se ha demostrado que esta diferencia explica el sesgo negativo. Aunque esto no es daño cerebral es una anomalía cerebral y digno de destacar.
- La depresión está asociada con cambios en nuestros genes; Genes dentro del cerebro. Aunque nacemos con un código genético fijo, nuestra experiencia de vida altera la forma en que se activan nuestros genes. Nuestra experiencia de vida en realidad agrega ciertas moléculas a nuestros genes lo que hace que sea más fácil o más difícil que ese gen se active (es decir, epigenética). Experimentos con ratones han demostrado que aquellos ratones que fueron sometidos a eventos estresantes repetidos mostraron cambios genéticos significativos; Y estos cambios los hicieron más vulnerables al estrés en el futuro. Trabajo reciente ha demostrado que esto también sucede en los seres humanos. Tal vez estos cambios pueden tener un papel que desempeñar en el hecho de que: un solo episodio de depresión aumenta fuertemente el riesgo de futuros episodios.
Es evidente que la depresión se asocia con cambios en el cerebro. Si estos cambios son permanentes o no es una pregunta difícil de responder. Para responder a esto tendríamos que examinar los cerebros de las personas antes de que se convirtieran en depresión, después de que se convirtieron en depresión y después de que se hizo bien. Esto, por lo que sé, no se ha hecho. Sin embargo lo que podemos decir con un alto grado de certeza es que las personas con depresión tienen diferentes cerebros; Tanto en estructura como en función. La buena noticia es que, independientemente de este hecho, el tratamiento se asocia con la normalización del estado de ánimo, el comportamiento y muchas de las anormalidades cerebrales asociadas con la depresión.
Cuáles son los síntomas de depresión en personas mayores
Los efectos de la depresión no se manifiestan igual en todas las personas. No obstante, existen indicios comunes de que algo no va bien. Identificar a tiempo los síntomas de la depresión en las personas mayores incrementará las posibilidades de éxito en su tratamiento gracias a un manejo más rápido de la enfermedad.
Cuidadores y familiares deberán prestar especial atención a estos patrones de comportamiento y cambios en el ánimo:
- Decaimiento, tristeza y vacío
- Irritabilidad, inestabilidad emocional y frustración
- Dificultades para conciliar el sueño o exceso de descanso
- Cansancio crónico que dificulta la concentración y el desempeño de tareas rutinarias
- Pérdida de memoria y desinterés
- Trastornos en el apetito con aumento o disminución de peso
Soledad y envejecimiento: cómo afecta la depresión en la tercera edad
A medida que aumenta la edad, aumentan los factores de riesgo de padecer los síntomas de la depresión. Este hecho se puede explicar por la confluencia de varios aspectos comunes en la vida y el entorno de las personas de edad avanzada: aislamiento social, limitaciones funcionales, enfermedades crónicas, la pérdida de seres queridos, la inactividad laboral…
Precisamente por estos motivos, la depresión en el adulto mayor tiene unas repercusiones más notables que en otros grupos de edad:
- Pérdida de interés por lo que la vida aún tiene que ofrecerles.
- Falta de autoestima y de confianza en las propias capacidades.
- Sentimientos de culpa por sentirse una carga para los demás.
- Aumento del deseo de morir y los pensamientos suicidas.
Tipos de depresión: ¿es lo mismo la depresión por la edad que la depresión intermitente?
Se suele hablar con bastante ligereza de esta enfermedad y de los efectos de la depresión, pero lo cierto es que se trata de una patología compleja. De hecho, existen diferentes tipos de depresión en función de su origen, sus síntomas y su alcance.
Entre los tipos de depresión más comunes en el adulto mayor se destacan:
- Trastorno depresivo mayor: es el más extendido y se caracteriza por los pensamientos negativos y la tristeza que limitan el desarrollo de unas rutinas normales.
- Trastorno afectivo emocional: producto de los cambios de estación y las condiciones ambientales. Se produce sobre todo en primavera y en otoño.
- Ciclotimia: es un tipo de depresión intermitente, con altibajos emocionales que se pueden controlar con un abordaje adecuado.
- Trastorno bipolar: la inestabilidad emocional es más notable y cursa con episodios que van de la depresión mayor a la manía (insomnio, hiperactividad, irritabilidad, ira…).
- Distimia: es más leve que el trastorno de depresión mayor pero se manifiesta como un cuadro crónico. El pesimismo y la baja autoestima son los síntomas más comunes.
Estadísticas sobre la depresión en personas mayores
La prevalencia de la depresión en personas mayores siempre ha sido superior en mujeres que en hombres, con especial incidencia en la horquilla de edad comprendida entre los 75 y los 84 años.
Así, soledad y depresión son los otros males de la pandemia en las personas mayores. El deterioro de la salud física, funcional y mental del adulto mayor durante el confinamiento ha añadido a los síntomas de la vejez los síntomas de la depresión.
Según un estudio publicado por la revista The Lancet, se estima que este tipo de trastornos aumentó alrededor de un 25% a nivel mundial en 2020. Dos tercios de ese incremento corresponden a mujeres (35,5 millones de nuevos casos diagnosticados), y un alto porcentaje a personas de más de 65 años de edad.
Soluciones para abordar la depresión en la tercera edad y los síntomas de la soledad
Los cuadros de depresión crónica en la tercera edad no siempre son fáciles de identificar. A pesar de que existen rasgos muy característicos en este tipo de patologías, apenas un 5% acude a la consulta de atención primaria por su propia voluntad, por lo que el índice de pacientes diagnosticados es muy limitado.
Frente a cualquier sospecha de que existen síntomas de depresión o síntomas de soledad, es importante buscar ayuda profesional. Paralelamente, el entorno de la persona afectada (familiares y cuidadores), pueden participar en una pronta recuperación poniendo en práctica estos consejos:
- Hacerle entender que la depresión es una enfermedad y que tiene cura.
- Mostrarse siempre comunicativos, comprensivos y abiertos a escuchar.
- Hacer compañía. Muchas veces ni siquiera es necesario hablar, simplemente demostrarle que no está solos.
- Compartir tiempo de calidad. No solo hay que estar, sino hacer que esos momentos valgan la pena. Los recuerdos, las historias y las fotografías son herramientas de gran utilidad en el abordaje de este tipo de trastornos. Siempre en positivo.
- Mantener activa la mente y el cuerpo. El ejercicio físico y mental evitan que los pensamientos entren en bucle. Es necesario estimular a las personas mayores y mantenerlas ilusionadas.
- Sugerir ayuda profesional. Sin imposiciones y sin agobios. Es un proceso en el que el paciente se tiene que sentir cómodo.
El mejor modo de atacar la depresión por la edad es adelantándose a los síntomas. Los cuidados domiciliarios permiten llevar un control más exhaustivo sobre los cambios en el estado de ánimo de las personas mayores para poner en marcha el tratamiento necesario y en el momento adecuado.