¿Qué nos hace pensar que los mayores no tenemos libertad para decidir? La libertad no debe ser un privilegio que se vaya perdiendo con el paso de los años. Ahora que me enfrento a esta etapa, quiero disponer de mi tiempo y de mi espacio. Ser libre para elegir dónde envejecer es algo más que una necesidad. Es un derecho.
¿Puedo elegir dónde envejecer?
Las personas mayores nos encontramos con un entorno que se empeña en tomar las decisiones importantes por nosotros. En la mayoría de los casos no es más que el afán sobreprotector de nuestros hijos, nietos u otros familiares cercanos. Pero hay que saber ponerle límites a esta situación: la edad no tiene por qué comprometer la validez de mis decisiones personales.
Yo elijo cómo y dónde quiero envejecer. Al igual que durante todos estos años he decidido en qué quería trabajar, con quién quería compartir mi vida o dónde iba a construir mi hogar, ahora tengo la libertad de escoger cómo quiero pasar mi vejez. Y nada me haría más feliz que contar con el apoyo de mis familiares durante esta etapa.
”Me quieren llevar a una residencia, pero no quiero ir”
Son muchos los aspectos sociales, culturales y económicos que nos empujan hacia una vejez en la que parece que nuestras ideas y opiniones cuentan cada vez menos. Pero es necesario acabar con esa tendencia tan extendida de infantilizar al adulto mayor.
Es posible que estés convencido de que llevarme a una residencia sea lo mejor para mí, pero debes respetar mi decisión. Y es que, con independencia de la edad, sigo teniendo derecho a elegir.
En caso de padecer demencia o Alzheimer ¿Puedo seguir decidiendo?
También he pensado en esta posibilidad y confío en que puedas ayudarme a envejecer de manera digna, respetando mis decisiones y haciendo lo posible para que se cumplan.
Si en algún momento la enfermedad limita mis capacidades físicas o cognitivas, espero seguir contando con tu apoyo. Probablemente en más de una ocasión hemos hablado de ello y ya sabes qué es lo que me haría feliz. No olvides tenerlo en cuenta en el caso de que deba delegar en otros esas decisiones y bajo ninguna circunstancia me ocultes información. Merezco saber qué es lo que está sucediendo en todo momento.
En cualquier caso, si las circunstancias me llevan a una situación así, seré previsor y dejaré por escrito mis voluntades anticipadas con respecto a dónde quiero envejecer o a cómo quiero que se aborden temas tan importantes como mi salud.Tal vez te resulte complicado asimilar mis decisiones, pero piensa que solo de este modo me estarás proporcionado la vejez tal como yo la había planeado para unas circunstancias así.
¿Cómo llegar a un acuerdo con mis familiares sobre mi decisión de dónde envejecer?
¿Recuerdas cuando en tu juventud te ayudé a encaminar tus decisiones hacia lo que te hacía feliz? Ahora es tú turno. Escucha cuáles son mis temores, mis necesidades y mis deseos y ponte de mi lado. Recuerda que es mi bienestar.
Nadie dijo que fuera sencillo llegar a un acuerdo, sobre todo si me ves como un ser vulnerable, sin las ideas claras, sin capacidad para saber lo que me conviene y lo que no. Sin embargo vamos a decidir algo tan importante como cuál es el mejor modo de vivir mi vejez. Seguro que podemos llegar a una solución intermedia, algo beneficioso para todos. Piensa que yo también quiero que seas feliz.
¿Cuáles son los desafíos a los que nos enfrentamos a la hora de elegir dónde envejecer?
Es evidente que de algún modo tendré que pasar mi vejez. ¿Crees que no llevo tiempo dándole vueltas al asunto? Soy consciente de que con el paso de los años me he vuelto algo más lento y de que no me vendría nada mal una ayuda para sobrellevar esta etapa con alegría, con optimismo y sintiéndome útil. Aún tengo mucho que aportar.
Hay quienes piensan que la vejez le pone límite a nuestros sueños, pero no es cierto. Cuando insisten en vernos como a personas menos capaces, terminamos convirtiéndonos en algo que no somos. Necesito vivir mi vejez en un entorno que refuerce mi autonomía, mis ilusiones, mis expectativas de una vida plena y feliz, cerca de los míos.
Al mismo tiempo, no quiero ser una molestia para nadie. Tú mereces vivir tu vida con independencia, disfrutar de la compañía de tu familia y hacer tus planes. Yo ya pasé esa etapa y desearía que la vivieras con intensidad, aprovechando al máximo cada momento.
¿Residencia o cuidados domiciliarios? ¿Cuáles son las opciones de envejecimiento?
Desde hace tiempo he estado valorando todas las alternativas y cada vez lo tengo más claro. Entre envejecer en una residencia o hacerlo en mi propio hogar, prefiero la comodidad y la intimidad de mi casa. No me apetece renunciar al contacto directo con mi entorno, a mis rutinas, a los paseos por el parque del barrio o a la merienda en la churrería de siempre.
Sé que no puedo pediros que estéis pendientes de mí las veinticuatro horas del día y también soy consciente de que en algunas tareas habituales requiero de ayuda. Por suerte, hay alternativas para que yo pueda seguir disfrutando de mi independencia con total seguridad y vosotros os quedéis tranquilos al saber que estoy en buenas manos.
La asistencia y compañía es lo que necesito para envejecer en la comodidad de mi hogar, en ese entorno conocido en el que me siento seguro y protegido. Puesto que soy libre de elegir cómo quiero pasar mi vejez, elijo ser feliz.