Mientras que para muchas personas la pandemia ha sido una oportunidad de estrechar los lazos familiares, para otras ha sido la constatación del abandono. La decepción de muchas personas mayores con el trato recibido por sus hijos ha motivado un incremento en el número de consultas a los despachos de abogados para averiguar si es posible desheredar a sus hijos. En el trasfondo de este tema tan de actualidad hay una realidad incómoda que desde Cuidum habíamos abordado en varias ocasiones.
Hijos que se desentienden de sus padres mayores
En ocasiones no se trata de una cuestión económica ni afectiva sino por comodidad. Para muchos familiares resulta más cómodo pagar una mensualidad y desentenderse del cuidado de padres y abuelos. Pero hablamos de personas con unas necesidades muy particulares, algunas de las cuales no pueden ser atendidas por personas ajenas al núcleo familiar. Porque el cariño, el respeto y los cuidados que proporcionan hijos y nietos no se obtienen por ningún otro medio.
La situación extraordinaria que hemos atravesado estos últimos meses nos ha hecho dar un paso atrás para tener una mayor perspectiva de cómo vivimos, de quiénes dependemos o qué necesitamos. Tal vez, en ciertos aspectos, nos haya hecho más conscientes de cómo deberíamos ser para convertirnos en mejores personas.
Pero la pandemia también ha sacado a relucir algunas de las actitudes más negativas del ser humano, entre ellas, el desinterés por las personas mayores. Lo vemos reflejado en los testimonios de muchos ancianos cuya decepción con la familia ha sido tal que ya se plantean eliminar del testamento a sus herederos legítimos.
Un tema controvertido abordado desde Cuidum
Aunque nunca dudamos de la veracidad de nuestra campaña y de la necesidad de dar a conocer esta realidad, ahora el tiempo nos da la razón. Nos referimos al eslogan utilizado en la antigua campaña de Cuidum que hace unos años desató la polémica y nos colocó en el punto de mira: “Si me llevas a una residencia, te desheredo”.
No es una afirmación que debiera sorprende a nadie, ni ahora ni hace cuatro años, cuando decidimos convertirla en el lema de nuestra campaña. Con ella presentábamos de un modo directo y comprensible por qué los cuidados domiciliarios son una alternativa asistencial a mayores mucho más beneficiosa y saludable para los ancianos. La alternativa en la que siempre hemos creído y lo seguimos haciendo.
Una vez más, insistimos en defender nuestra postura a favor de los servicios de cuidado a domicilio. Y lo hacemos en base a informaciones reales que nos remiten a las preferencias de los propios ancianos y a sus experiencias durante el confinamiento.
¿Cuáles han sido los motivos para querer desheredar a sus hijos?
Vulnerables, enfermos, solos. Este es el modo en el que muchas personas mayores han vivido y siguen viviendo la pandemia: en el más absoluto abandono. ¿Qué merece un familiar que se desentiende de este modo de sus mayores?
El tema se podría abordar desde múltiples perspectivas, pero lo que está claro es que si ha aumentado el número de mayores que quiere desheredar a sus hijos tras la pandemia es porque existen motivos de peso que justifican esta drástica decisión. Haciendo un análisis rápido de las informaciones que aparecen publicadas en los medios podemos encontrarnos con las principales razones:
- Abandono en las residencias
- Desatención de necesidades básicas
- Abusos físicos o psicológicos
- Aislamiento social forzoso
Este tipo de ambientes poco saludables se han dado tanto durante la convivencia con los hijos como en el caso de las personas mayores que se encuentran institucionalizados. En este último escenario el panorama puede resultar incluso más desalentador, ya que en muchas ocasiones no es más que el desentendimiento absoluto, sin llamadas, ni visitas, ni ningún tipo de comunicación.
Respetar las decisiones de los mayores de envejecer en el propio hogar
“Si me llevas a una residencia, te desheredo” es más que un eslogan. Es una frase que resume de un modo que todos comprendemos el concepto que tiene de estos centros la mayoría de las personas mayores. No en vano, las encuestas revelan que más del 80% de los ancianos prefiere envejecer en sus casas. Y es que el hogar sigue siendo el sitio más seguro y confortable para vivir la tercera edad.
Una manera de mostrar afecto y respeto a nuestros mayores es, precisamente, tener en cuenta sus decisiones. El modo de afrontar la vejez es algo muy personal y debemos darnos cuenta de la importancia que tiene para muchos mayores el hecho de poder envejecer en su hogar y cerca de los suyos.
Muchos de los problemas de abandono o de desgaste de las relaciones paterno filiales durante la pandemia no solo se han debido a esa falta de interés que ahora los mayores quieren penalizar desheredando a sus descendientes. También hay que buscar las causas en esa falta de diálogo a la hora de poner en común las necesidades de ambas partes y encontrar una solución satisfactoria entre padres e hijos.
En este contexto, la alternativa de una asistencia domiciliaria flexible, cercana y personalizada, se presenta como la más adecuada para todos. Una solución que podría evitar estas y otras muchas situaciones complejas en el ámbito familiar.